Resultaba agradable el anonimato del departamento de teleoperadores y asistencia técnica. Las situaciones violentas en otros ambientes, se hacían allí naturales. Miradas obscenas a la empleada del box contiguo, ausencias injustificadas a media mañana y la nariz respirando esporádicamente por el turulo de cristal. Todo valía mientras las cifras cuadraran a final de mes.
Cuando llegaba a casa las sensaciones eran muy diferente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario